ESCUELA BÍBLICA: NIÑOS INTRANQUILOS

 La intranquilidad de los niños puede tener diferentes causas. Es importante observar a los niños para comprender por qué están intranquilos.

Cada niño es diferente y necesita un trato diferente. Lo que "funciona" con un niño, puede no funcionar con otro. A medida que conocemos mejor a cada niño, aprenderemos también cómo tratar con cada uno.
Mencionaremos algunas razones por qué los niños pueden estar intranquilos:


Intranquilidad natural del niño
Esta es la causa más frecuente. Los niños tienen un deseo natural de moverse. ¡Se descubrió incluso que existen niños que no pueden prestar atención si no están en movimiento!
Sin embargo, tenemos que intervenir si la intranquilidad de un niño molesta a los demás o impide que estén atentos. Podemos reaccionar de esta manera:
- Llamar el nombre del niño, sin nada más: "¡Pablo!"
- Llamar la atención del niño, con su nombre: "¡Pablo, escúchame!"
- Enseñar desde una posición más cerca del niño intranquilo (o el ayudante se sienta a su lado).
- Agarrar al niño por un rato.
- Separar a dos niños que se molestan uno al otro.
- Llamar al niño adelante para que ayude algo (limpiar la pizarra, repartir algo, agarrar una lámina ...)

 

Todo esto se refiere a casos que no son disciplinarios; o sea, el niño intranquilo no sobrepasa ninguna de las reglas disciplinarias que hemos establecido. Si el niño sobrepasa una regla, entonces tiene que haber una consecuencia más fuerte (por ejemplo, el niño tiene que pararse en un rincón por algún tiempo; o el ayudante lo lleva afuera y tiene una conversación seria con él.)


La lección es aburrida

A veces es nuestra propia culpa que los niños están intranquilos. Entonces tenemos que mejorar nuestra manera de enseñar:
- Prepararnos mejor y con más creatividad
- Evaluar si nuestro estilo de enseñanza corresponde a la edad de los niños.


 


El niño busca atención personal, y/o averigua dónde están los límites
Esto sucede con frecuencia en niños que no reciben amor en su familia, o que tienen algún problema personal y no se sienten amados. Ellos quieren que tú como maestro les prestes atención y les des amor; pero no han aprendido a expresar este deseo de una buena manera. Entonces hacen bulla o se comportan mal para que tú estés atento a ellos. Aunque les grites o te enojes con ellos; prefieren recibir esta clase de "atención" en vez de ninguna atención en absoluto.
- Otros niños te ponen a la prueba al propósito: "¿Hasta dónde puedo ir sin que el maestro me llame la atención? ¿Cuánto de mal comportamiento me va a tolerar?"


Estos niños necesitan dos cosas:

- Disciplina firme y consecuente, pero con amor.
Tenemos que ser firmes en cuanto a los límites que hemos establecido, y mantener el orden. No hacemos ningún favor a los niños si les permitimos comportarse mal. Al contrario: si mantenemos nuestros principios y actuamos siempre de acuerdo a ellos, los niños tendrán más confianza en nosotros.
- Dar atención en forma positiva.
Aun el niño más travieso tiene momentos en que se comporta bien. Tenemos que fijarnos en estos momentos y alabarlo: "¡Qué bueno, Carlos, los últimos cinco minutos has estado muy atento!" -También puede haber momentos cuando el niño está tranquilo, y podemos abrazarle o tomarnos un tiempo para conversar con él. Otra forma de darle atención consiste en darle una pequeña responsabilidad en el salón.
De esta manera, el niño puede aprender que existen maneras positivas de buscar y recibir la atención de alguien.

En una clase tuve un niño que siempre estaba molestando; lo llamaremos Pedrito. Un día, cuando llegué antes de la clase, él ya estaba allí esperando. Entonces le pregunté: ¿Quieres ayudarme a alistar las carpetas? (En aquel aula había unas carpetas muy pesadas que teníamos que mover a su sitio antes de cada clase.) Entonces alistamos el aula juntos.
Llegaron los otros niños, y el inicio de la clase les dije: "¿Les gusta cómo está ordenado nuestro salón hoy día? Es que Pedrito me ha ayudado."
Desde aquel momento, nunca más tuve problemas con él. Pedrito había hecho algo bueno y había recibido su debida atención ante toda la clase. Muchas veces, después de esto, él me esperaba antes de la clase para ayudar a alistar el aula.

Distraído por algo



A veces, el niño está intranquilo porque algo en el ambiente alrededor le molesta. Entonces tenemos que buscar la razón: ¿Tiene frío? ¿Calor? ¿Algo le duele? ¿Su silla es incómoda?
Si encontramos la razón, normalmente será muy sencillo hacer algo en contra: abrir las ventanas si falta aire, arreglar el clavo que sobresale en la silla, abrigar al niño que tiene frío, etc.


 


Rebelión consciente (resiste a la Palabra; no acepta al maestro)  



Hasta ahora he visto muy pocos niños de este tipo. Pero existen algunos niños que realmente no quieren estar en la clase, o que no quieren saber nada de la Palabra de Dios, y conscientemente tratan de hacerle la vida difícil al maestro. Quizás están allí porque alguien los obliga a asistir en contra de su voluntad; o incluso han venido con el propósito de molestar.

Los siguientes pasos podrían ayudar:
- Disciplina firme.
Aquí se aplica lo mismo como con el niño que desafía los límites.
- Conversar con los padres. 
Si el niño no hace caso, tenemos que buscar a sus padres. Con frecuencia, la causa del problema se encuentra en el hogar del niño. A veces podemos descubrir el problema e incluso contribuir algo para su solución. 
¿Está sufriendo el niño por algún problema en el hogar (maltrato, alcoholismo, divorcio, ...), y expresa este sufrimiento por medio de la rebelión?
¿Son los padres muy legalistas y restringen demasiado al niño?
O al contrario, ¿son los padres muy permisivos y negligentes, que no hacen nada contra el mal comportamiento del niño?
¿Envían los padres al niño a la iglesia porque esperan que los maestros le den la educación que ellos como padres no pueden o no quieren dar?
En algunos casos, se puede llegar a un acuerdo con los padres de cómo tratar con el niño, y el problema se soluciona en un esfuerzo de los padres y maestros juntos.
- Decir al niño que deje de asistir hasta que mejore su comportamiento.
Si el problema no se soluciona y el niño no quiere recibir la enseñanza, entonces es mejor que no asista. Dios no obliga a nadie a escuchar Su Palabra; es la libre decisión de cada uno. Aun si los padres insisten en que el niño esté en la clase, tenemos que aclararles que no podemos permitir que se malogre la clase para veinte niños que quieren estar allí, por la culpa de un solo niño que no quiere estar allí. 

(Los primeros responsables de la educación del niño son los padres; vea Deut.6:6-9. Si ellos no son capaces de despertar en el niño una motivación sana de querer escuchar la Palabra de Dios, no tienen derecho de echar esta carga sobre la Escuels Dominical.)


A veces podemos observar que tales niños regresan años después y se arrepienten, porque la semilla de la Palabra dio fruto mucho tiempo después.

Para reflexionar:
Haz una lista de los niños de tu clase y anota para cada uno la razón más frecuente por qué está intranquilo:

Juan Ejemplo __________________
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Busca atención del maestro_________________________________
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